SUFRIENDO EL MIEDO
Una de las condiciones que actualmente
afecta a los venezolanos en general es la ansiedad. Muchas frases circulan en
las redes sobre la ansiedad: “la ansiedad
es la incertidumbre en busca de seguridad”, “la ansiedad es la mente yendo más
de prisa que la vida” entre otras, pero en realidad la ansiedad es la
respuesta adaptativa y evolucionada del ser humano ante un peligro, es un
estado caracterizado por inquietud e intranquilidad, cuyos síntomas predominantes son “nerviosidad”, temblores,
tensión muscular, sudoración, mareos, palpitaciones, vértigos y molestias
epigástricas, ideas constantes de preocupación, temores, ideas de fatalidad y/o
catastróficas, preocupaciones por la salud propia o de un familiar, sensación
de limite, de desesperación, la idea fija de “salir corriendo y dejar todo atrás”, insomnio, fallas de atención y
concentración, sensación de aceleramiento.
Los estados de ansiedad
a los que actualmente nos enfrentamos los venezolanos son como respuesta a la
exposición continua y prolongada a una crisis social, política y económica que
actúa como estresor; ésta situación ha dado al traste con los mecanismos de
ajuste social a los que veníamos acostumbrados, esos mismos mecanismos que cada
vez que buscan un nuevo reajuste ante recientes y abruptos cambios son
insistentemente embestidos por la crisis mutilando su nacimiento y como
respuesta aparecerán la frustración, la incertidumbre, el pesimismo y la
sensación de amenaza constante, las bases para la cimentación de una crisis de
ansiedad. Las respuestas a un estado de ansiedad pueden oscilar desde la evasión,
hasta evolucionar a estados depresivos profundos, pasando por la rumiación en
la fatalidad que “en cualquier momento
habrá de llegar”.
Pero no siempre la ansiedad
es negativa, ésta puede llegar a ser adaptativa y funcional, en otras palabras: útil. Si
asumimos la ansiedad como un forma adaptativa y evolucionada del miedo entonces
la reacción ante ella debería ser una forma adaptativa y evolucionada de lucha
o huida. Para llegar a afrontar la ansiedad bajo ésa perspectiva trate de: mantenerse
al tanto de la realidad, con una mirada objetiva evitando reaccionar con desproporción o con
pasividad; asuma las dificultades con realismo, sin minimizarlas ni exagerarlas,
tómelas como lo que son: un problema, es decir, una situación cuya respuesta es
desconocida y que implicará la construcción de una solución; controle los
pensamientos negativos y la rumiación, profundice en ellos con objetividad
limpiándolos de sensacionalismo, evite distorsionar la realidad; identifique
los complicaciones más urgentes y construya un plan para afrontarla (es
recomendable escribirlo, eso le dará mayor control de la situación); manténgase
pendiente de sus reacciones, evite caer en consumo de alcohol, cigarrillos,
juegos, etc.
Retome los vínculos
saludables y de pertenencia, reúnase con grupos en los que se sienta cómodo y
en los que los tema de conversación sean diversos y no se centren solo en la
política y en la “situación país”;
sea ecuánime en el momento de leer las noticias no se deje llevar por rumores y
aprenda a reconocerlos; multiplique y conserve las situaciones que motiven el
humor y la risa; cumpla con lo establecido en la higiene del sueño, recupere
las actividades que alguna vez le dieron placer al realizarlas, practique algún
tipo de deporte o actividad física y por último, si siente que la ansiedad va
evolucionando hasta paralizar su vida, pida ayuda profesional.
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