CUANDO MIGRA LA AUTORIDAD
El éxodo de venezolanos ha dejado a las
familias y sus integrantes en un gran desconcierto, se miran unos a otros y se
preguntan si podrán sobrevivir las separaciones, la mayoría se siente capaz de
hacerlo, de sostener el vínculo y mantener el apego; pero no es sólo la
distancia lo que afecta a las familias, la ida de uno o más de sus integrantes
agita al grupo familiar en busca de un nuevo orden y si quién se va es la
“figura de autoridad”, es decir quien establece la disciplina, las reglas y las
normas, los adolescentes tenderán a pescar en rio revuelto.
En la dinámica familiar la autoridad
generalmente es practicada por una de las personas a quien
se le facilita ejercer el mando y guiar las conductas ya que tienen la facultad de hacer valer las
leyes, reglas y normas que rigen la familia así como aplicar la sanción ante su
incumplimiento, no necesariamente es uno de los padres, puede ser un abuelo, un
tío o incluso un hermano.
Si esa persona migra y se ausenta, el
adolescente, entre el duelo migratorio y su naturaleza retadora con tendencia a
romper lo establecido, puede verse impulsado a mantener conductas como: falta
de límites, rechazo a las normas, irritabilidad, propensión a la violencia, malas
respuestas, portazos, rechazo ante muestras de cariño, disminución en el
desempeño escolar e incluso amenazas de abandono de los estudios, aislamiento, consumo de cigarrillo y/o
alcohol, estos entre algunos de los comportamientos disruptivos que puede presentar.
En función de disminuir el impacto
emocional sobre la familia y sus miembros adolescentes, producto de la
migración, ésta debe ser planificada, y entre los planes a seguir es
obligatorio construir la transición de manera que la separación no sea abrupta
evitando así dejar al adolescente, y a quien lo asumirá, vulnerable a la
adversidad.
Es imperativo que la migración para el
adolescente que se queda: tenga sentido, esté claro el ¿para qué? más que el
¿por qué?, precisar porqué él se queda, quién ejercerá desde ahora la autoridad
(debe ser explicado por los padres, será una transición del poder), cuánto
tiempo pasará para que el adolescente se vuelva a reunir con sus padres (la
fecha debe ser lo más precisa posible), qué se espera de él y qué papel juega
en el plan de migración, debe cumplirse con las pautas de comunicación a
distancia tanto en las vías como en la puntualidad de los tiempos, el proyecto
de vida del adolescente debe ser preciso, se debe evitar la rotación del
adolescente por varios núcleos familiares, debe quedar claro el para qué de la
formación académica, la remesa de dinero debe tener un fin que cubra las
prioridades y un tutor que gestione su uso.
La distancia física no debe dar paso a
la distancia emocional y mucho menos dar entrada a la sensación de abandono y
desamparo.
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