EL DESEMPLEO COMO FUENTE DE SUFRIMIENTO
La OIT define como desempleado a aquellas
personas que están: sin empleo, es decir que no participaban en el empleo
independiente o el empleo remunerado; buscan empleo, es decir que habían tomado
medidas concretas en la última semana de referencia para buscar un empleo
independiente o un empleo remunerado y aquellas que están disponibles para
trabajar en la última o dos últimas semanas.
El desempleo es uno de
los múltiples fenómenos laborales que arremeten contra un país en crisis. El
abordaje del desempleo generalmente se ha centrado casi exclusivamente al
análisis de los factores económicos que lo provocan y con ellos a la creación
de políticas económicas para enfrentarlo, dejando a un lado las consecuencias
que genera en la persona que lo sufre.
Si asumimos que el
sujeto actual es un sujeto laboral y que del trabajo se desprende gran parte de
su identidad, que es una fuente de satisfacción de su autoestima, necesidad
creadora y construcción de vínculos sociales, entonces el desempleo será algo
más que un problema económico.
Para los investigadores Carlotto y Gobbi el
desempleado pasa por cuatro etapas: Idealismo y entusiasmo cuando el sujeto se
muestra con alta energía en la búsqueda de empleo, llegando a tener incluso
expectativas poco realistas sobre él, sus capacidades y lo que podría lograr o
alcanzar; estancamiento el desempleado hace contacto con la realidad de sus
expectativas poco realistas lo que lo lleva a disminuir sus acciones de
búsqueda, e involucrando probablemente algunos cambios o repensando sus
opciones de búsqueda y de vida profesional; apatía cuando el sujeto se
encuentra en el núcleo central de la fase de agotamiento, en la cual desarrolla
poco interés en la búsqueda, evitación activa de las acciones de búsqueda,
faltas, errores y situaciones de abandono de la búsqueda e incluso a veces de
la profesión y distanciamiento cuando la persona está crónicamente frustrada en
la búsqueda de empleo, con sentimientos de vacío emocional y desvalorización.
Luego de cumplir con estás etapas el sujeto pierde parte de su identidad, los referentes
que presidían sus acciones y con ello su posición dentro de la dinámica social,
familiar e incluso de pareja, llevándolo a un inevitable deterioro de salud mental y con ello a un
círculo vicioso ya que su afecto depresivo y pérdida de identidad y
autoestima se transforma en una barrera para encontrar trabajo y con ello a la
profundización de los síntomas.
Es importante:
identificar este deterioro mental en quien sufre el desempleo para atacarlo a
tiempo, el apoyo social es determinante, hacerle saber que no sólo el trabajo
es quien lo define y mostrarle a quien ya no trabaja los otros roles que ejerce
y su importancia, esto es indispensable para rescatar su identidad individual,
así como la incondicionalidad de la familia y amigos quienes lo cuidaran, le harán
sentir valorado y estimado.
Revisar junto con el
resto del grupo familiar el presupuesto para redirigirlo ahora que faltaría una
de las fuentes ingreso; concretar un plan para iniciar una búsqueda de empleo
asentado en la realidad laboral, flexible, si es posible fundamentada en la
preparación y formación lo que abrirá un nuevo abanico de posibilidades y para
finalizar, la persona desempleada no debe “normalizar” su condición actual, no
debe bajo ningún concepto permitir que la falta de empleo se convierta en su
identidad.
PD: para ampliar sobre
el tema recomiendo la película inglesa “Full
Monty”,
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