EL PREJUICIO COMO FORMA DE VIOLENCIA

 



Según el diccionario de la tolerancia podemos definir “prejuicio” como un sentimiento, favorable o desfavorable, no fundamentado sobre la experiencia, respecto de un individuo o un grupo. Por lo tanto, el prejuicio se  configura como una toma de posición arbitraria porque no está basada sobre datos de la realidad. En este sentido es una opinión errada, anterior o independiente del conocimiento de los hechos acerca de la vida, las ideas por los comportamientos de un hipotético “otro”, sea un individuo, un grupo o un pueblo entero. En la mayor parte de los casos el prejuicio es un sentimiento hostil que predispone a actitudes de intolerancia o marginación. 

Se ha descrito al prejuicio como un sentimiento netamente humano, de hecho se afirma que todos tenemos una tendencia al prejuicio, tendencia marcada por la historia personal y una cierta predisposición a enlazarnos con prejuicios universales o en todo caso con aquellos que se definen en las zonas sociopolíticas en las que se nace. De esa forma crecemos seguros de que los ingleses son puntuales, de que los judíos son excelentes comerciantes, los alemanes ordenados, los gallegos poco inteligentes; pero si fijamos nuestra mirada solo en nuestro país estamos seguros de que los andinos son poco inteligentes, los maracuchos descorteses, los caraqueños arrogantes, etc...

Los prejuicios como conceptos generales nos ahorran tiempo en el momento en el que debemos tomar decisiones rápidas acerca de alguien o algo. Si se debe elegir a una persona ordenada para un trabajo x y entre las personas a  elegir hay un alemán la tendencia será a que éste sea elegido por el prejuicio positivo que se tiene ante él y no por una verdadera análisis de la realidad y de quien es el individuo en sí. Este un ejemplo positivo, de los que no abundan en nuestra cotidianidad, y es que lo más común son los prejuicios negativos que desatan el odio y la segregación, por la raza, la religión, tendencia política o lugar de nacimiento.

 En un país como Venezuela con la diversidad de razas que en él existe, aun los negros son considerados: esclavos, trabajadores o de una raza fuerte; es decir, después de siglos de la liberación de la esclavitud todavía el negro es asociado con el trabajo y al cautiverio. El cine y la televisión sean dado a la tarea de crear el prejuicio de que las rubias son “fáciles”, frívolas o tontas. Por ser Colombia una nación que nos delimita y con quien se sufre día a día el fenómeno propia de países fronterizos, quienes proceden de ese país son considerados tramposos, de los que “si no lo hacen a la entrada, lo hacen a la salida”, no sería raro ver el mismo fenómeno en EU con relación a la población mexicana o hoy en día venezolana, el prejuicio lo da el malestar de sentir que otro extraño invade tu propiedad. En algún momento un intelectual venezolano de mucho reconocimiento dijo que el venezolano era flojo, no me atrevería a decir que de allí nació ese prejuicio, quizás sea al revés y ya el intelectual era presa del prejuicio cuando dio esa afirmación, pero lo cierto es  que pocos adjetivos positivos usa el venezolano para definirse a sí mismo: viva la pepa, igualado, tramposo, perezosos, etc.. son los más usados.

Son estos conceptos errados los que definen las relaciones entre cada uno de nosotros, y justamente por ello todos nosotros en algún momento hemos sido objeto de segregación o exclusión por un prejuicio, o lo contrario, hemos excluido a alguien por llevar a rastra algún prejuicio. 

 

 

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