SERIE: CRONICAS DE UNA HUMANA. LIBRO / HOMBRE
Sé que en algún momento
escuché de algún escritor sombrío, parafraseando algún otro escritor ya no tan
sombrío, que “el lector no es quien encuentra el libro, es el libro quien
encuentra al lector”; repito, sé que alguna vez lo escuche y así mismo como lo
escuché lo olvide, hasta hace unos días que reflexionando sobre mi historia con
un libro llegue a la conclusión que si éste postulado casi metafísico es
cierto, lo contrario también lo es, a decir: “no es el lector quien NO
encuentra un libro, es el libro quien huye del él”.
Hace quizás unos siete u ocho años; trabajando
en una de esas oficinas del Estado con cierto tinte político, que albergan en
su vientre kafkiano personajes extraordinarios que de seguro en otras partes no
estarías al cabo de que existen, en esa inolvidable oficina conocí a F.F. Él
era un ser especial, de pocos atributos estéticos, alta inteligencia y gran
sensibilidad, parecía sacado de una novela latinoamericana sesentona de esas
que gustan de poetas o escritores fracasados y malditos para hacerlos
protagonistas.
Comunista hasta la
utopía y melancólico hasta el aburrimiento F.F. cumplía con todos los elementos
necesarios para ser un blanco perfecto a mi desatinado gusto por el género
masculino; sin embargo el peligro fue superado y los acercamientos fueron muy
amistosos.
En una de esas mañanas
tristonas tan frecuentes para él, F.F. quizás por alguna historia de oficina
que estaba viviendo, me comentó sobre el fragmento de un libro que para ese
tiempo leía, el sociólogo que lo escribía, al mejor estilo de Konrad Lorenz,
comparaba el carcajeo del humano cuando está haciendo del Otro un blanco de
burla con el sonido que emiten las hienas, aquel animal tan vulgarmente
utilizado en las comiquitas para personificar a los delincuentes mediocres e
infortunados. Según el sociólogo ese sonido sólo lo emite la hiena cuando tiene
la presa oprimida entre sus mandíbulas así como el humano se goza en una gran
risotada cuando ya tiene a su presa mancillada.
Entre los más “intelectuales” de la oficina el
libro se puso de moda y como yo no pertenecía a semejante elite no me interesé
por el ya famoso libro, sin embargo un tiempo después, en una de esas visitas a
la librería SUMA que eran casi religiosas y no teniendo en mente algo que comprar,
pregunté por el ya célebre libro y para ese momento su precio era de Treinta
mil bolívares. Debo confesar que lo primero que se me vino a la mente es que
era muy caro y que dejaría que aquello de la demanda y la oferta hiciera lo
suyo y al nadie querer el libro (¿quién demonio podía quererlo?) el precio
bajaría estrepitosamente y allí haría yo mi entrada y lo compraría, por
supuesto si no me encontraba algo mejor en el camino.
Ya sé que están
pensando que mi ignorancia sobre la economía del mercado es admirable y yo ya
lo sabía pero me sorprendí cuando al poco tiempo pregunte por el precio del
bendito libro y estaba por cuarenta mil bolívares, razón supremamente mayor
para no comprarlo (como iba a gastar realitos en ese librito).
Al llegar aquellos tiempos de golpes de estado y
paros petroleros se me ocurrió abrirme un campo de lectura sobre la violencia y
el primer libro que se me vino a la mente fue ya saben cual y me fui
corriendito a buscar el libro y a pagar lo que fuese y allí estaba yo otra vez
en la SUMA frente a un chamo que me decía que el libro estaba en sesenta mil
bolívares y yo presta a cumplir mi misión le solicité al chamo que me diera uno
y mientras yo buscaba mis realitos regresó con una frase que he escuchado en
más de diez oportunidades posterior a que me la dijera en ese momento:
- Lo siento señora no nos quedan ejemplares de
ese libro.
- Y cuando lo tendrán otra vez?
- No le sabría decir, con todo lo que está
pasando en el país y con lo que han bajado las ventas no sabemos si seguiremos solicitando
algunas ediciones. Pero déjenos su número de teléfono y cuando lo tengamos la
llamamos.
Ese día pase por todas las librerías que
frecuentaba: Ludens, Centro de Cultura Económica, Elite, Lectura, Macondo, las
Alejandría y llegue a casa con el Diccionario de la Tolerancia, Las Semillas de
la Violencia, Psiquiatría en tiempos de guerra, Psicología del rumor, Huellas
de la Violencia, Vivir sin violencia, Autoapoyo en Catástrofes Colectivas, con
un dolor terrible en los pies y sin realitos.
Era sumamente
inadecuado que en aquellas navidades del 2002 mientras el país entero estaba
haciendo compras nerviosas para llenar su despensa con enlatados, harina pan y
arroz yo compraba libros y me quedaba limpia.
Pasado un año, por esos caminos que determina el
azar, la vida me puso en contacto con dos amigos especiales quienes sin ellos
saberlos me abrieron las puertas hacia un mundo enteramente desconocido en el
que me he adentrado con pasión: el mundo de la Salud Ocupacional y más
específicamente el de la Salud Mental Ocupacional y cuando irrumpí en
diferentes lecturas y en una de ellas: Ideología, Conflicto y Liderazgo en
Grupos y Organizaciones del psicoanalista Otto F. Kernberg, se cita el bendito
libro e inicie de nuevo el ciclo y en Tecni- Ciencias del Sambil cuando lo
buscaron en el sistema encontraron un solo ejemplar con el módico precio de
ochenta mil bolívares y me llene de contentura pero cuando ya estaba todo listo
para que lo buscaran resulta que el libro sí lo tenían pero en Tecni-Ciencias
de Valencia.
Se me fue la contentura
pero el vendedor muy amable me dijo que lo mandarían a traer y en una semana
estaría allí solito para mí. Esperé con ansias que se cumpliera la semana y
cada tres días llamaba. Cuando llegó el libro me fui rauda y veloz a buscarlo y
Alejandro (el chamo responsable de la misión libro escurridizo) me orientó
hacia el stand de sociología donde con toda seguridad estaba. Revisé de manera
acuciosa y no lo encontré, revise de nuevo y nada. Le dije a Alejandro el cual
me respondió:
- Señora, el libro debe estar allí. Si acá en la
pantalla dice que está allí es porque está allí, el sistema no se equivoca.
Búsquelo bien.
Regresé y lo busque de nuevo muy bien: MASA Y
PODER de Elías Canetti y nada. Entonces le dijeron a dos muchachos que me
ayudaran a buscarlo y no lo encontraron, el libro estaba en el sistema pero
allí, en la librería NO.
Me fui otra vez sin el libro y muy triste. Un
tiempo después mientras veía algunos libros en Monte Ávila y le compraba a mi
mamá “Los Viajes de Vicente Pata Caliente” me tropecé de frente con varios
libros de Canetti menos el tan citado libro y le pregunté al chamo, como para
no perder la costumbre:
- Lo tenemos pero en otra edición.
No podía creerlo y costaba cuarenta mil
bolívares le dije al vendedor que me los buscara y se repitió la historia de hacía
unos cinco años:
- Señora yo juraba que lo tenía pero no lo
encuentro. En la pantalla sale que tenemos un ejemplar pero aquí en físico no
está. Pero puede hacer la solicitud del libro en una planilla que encontrará en
la entrada, llénela y anote su número de teléfono y la llamáremos.
Ya no me sorprendí, ni me entristecí, ni nada.
Salí de la librería con
mi mamá, mi hija y Vicente Pata Caliente.
Pero un día, de esos demasiado parecidos al
resto para que algo distinto pasara, recibí un mail de F.F. como respuesta a
uno anterior que yo mandara en cadena y aproveche para cerrar el ciclo después
de casi ocho año, fui osada y le pedí a aquel ser inasible y tan escurridizo
como el libro, que me prestara su ejemplar y como un mes después recibí su
respuesta: tengo tu libro!.
Me entusiasme, en ese
momento sentí que amaba a aquel casi olvidado amigo y le di todos los santos y
señas para que me entregara MI LIBRO y nada ocurrió.
De vez en cuando leía
el mail para saber si había sido un sueño pero era cierto él me lo había
prometido y no había cumplido.
Una noche, en esos momentos en los que de tener
tantas cosas en que pensar piensas en las más inconcebibles, empecé a darle
vueltas a este asunto del libro y lo entendí todo: Es un libro, es masculino,
es un HOMBRE. Cómo fue que no me di cuenta que este Libro/Hombre estaba tan
signado por designios patriarcales y lo dejé con una herida narcisista del tamaño
del mundo. Que vaina con éste Libro/Hombre resentido que sólo porque el día que
me hablaron de él no le di importancia y cuando lo tuve frente a frente no lo
elegí y preferí a otro, sólo porque cuando me interese en él fue como un peor
es nada y siempre hubo alguien mejor a quien preferir, sólo por eso anda
evitándome y rechazando mi compañía: desprecia la posibilidad de tenerlo entre
mis manos, de adentrarme en su mundo mientras lo miro, no me da la posibilidad
de ser envuelta por él.
Esta noche decidí respetar la decisión de mi
Libro/Hombre y si no quiere saber de mí no lo seguiré buscando, me dejaré de
indignidades y no lo volver a nombrar, acá termina esta historia y quizás este
escrito sea una forma de exorcizarla, de dejarla fuera de mí o quizás, quien
sabe, sea una manera de decirles a todos que recuerden que el libro se llama:
MASA Y PODER de Elías Canetti, si lo encuentran por allí háganme la segunda
y… díganle que no hay rencor que le perdono su error
que regrese a mi lugar…
...algún día del año 2006
Comentarios
Publicar un comentario